A En Trabajos En Altura
La electricidad que usamos en nuestros hogares y en la mayoría de trabajos, la electricidad doméstica, se refiere a la corriente alterna (CA) de propósito general para suministro de la energía eléctrica. Espacio este que fue el antiguo TEATRO del JERICÓ (sala pequeña que acondicionamos para montar obras de teatro allá por el año de 1969 70, no recuerdo bien). Esta pequeña sala se encuentra al norte de la ciudad y a espaldas de la iglesia del Calvario atrás de la sacristía del templo. Ahora han convertido dicho espacio que pertenece a la propia iglesia, en criptas para restos mortales. Cura este que siempre ha tenido gusto por el teatro desde aquella época de la foto, y fue también amigo de José Carlos. Enseguida de él, me encuentro yo, el GL. Conrado amigo de José Carlos desde nuestra juventud. Presenté algunas obras de esas ensayadas, al público en diferentes teatros y lugares del DF.
En seguida de mi persona se encuentra comentando conmigo la obra que vio esa noche Javier Lozano Barragán, en aquellos años uno de tantos curas zamoranos, ahora encumbrado cardenal en el vaticano. Y a la izquierda del ahora cardenal, se encuentra Martha Vera, amiga de José Carlos desde la adolescencia, maquillista del elenco y madre de dos hijas y un hijo que procreamos juntos. La sorpresa fue grande para los tres, Rulfo, Gabriel y Jorge, y por supuesto para Estelita que me apoyaba y animaba mucho pues siempre me decía cuando dialogábamos de teatro y el cine: Ya verás que vas a llegar a ser un buen director Conrado.
Jorge Hurtado siempre iba a ver mis montajes teatrales que presentaba, ya fuera en el teatro de los electricistas en otros lugares. Él iba acompañado casi siempre de Estelita Inda y en dos ocasiones asistió con Juan Rulfo. Me la presentó Jorge dos tres años antes que a Rulfo (no recuerdo bien), personas estas con las que conviví seguido durante el tiempo que viví en México y posteriormente, ya estando yo en Zamora y Guadalajara, seguí conviviendo con ellas.
Jorge fue a ver dos montajes que presenté en el teatro de los electricistas a finales del 1961, acompañado siempre de Stella Inda. Fueron en dos ocasiones a ver mis puestas escénicas del El oso” de Antón Chejov y Bodas de sangre” de Lorca que monté y dirigí a mis compas† y ñeras† que estudiaron junto conmigo con Seki Sano y otras amigas y amigos teatreros del momento. Y la segunda que iba a ver fue El público” del mismo autor, pero en el teatro Juárez del seguro social en el que iba yo a presentarla.
A otras puestas escénicas mías como Los árboles mueren de pie” de Alejandro Casona y El canto del cisne” de Antón Chejov, monologo que dirigí también con mis amigas y amigos de la misma época de estudiantes, y también una la subí en el teatro de los electricistas y la de Chejov en el teatro del seguro social de la Juárez solo en una ocasión. Le contesté a Jorge que estaba bien que aprovecharía para despedirme también de Rulfo, el yuca”, Rabal y de Gabriel su hermano.
Después de eso me dijo el señor Galindo que estaba complacido por mi trabajo y que iba a producir y dirigir una comedia en teatro en dos tres meses más después de que terminamos el documental y que mientras podía yo seguir haciendo con mi grupo teatral lo que quisiera. En esos días fue que vine a Zamora a ver a mi madre, con el permiso de mi patrón y, ya estando en Zamora sucedió que platicamos con Carlos Méndez y… me convenció de hacer teatro en la levítica Zamora de principios de los años sesentas. Yo estaba echándole el café al agua hirviendo de la olla que puso Rulfo en la estufa y le apagué para que reposara, cuando fue él a abrirle a Jorge.
Aun no llegaba el mesero, yo dormía en la parte alta y en el momento que tocaron en la puerta, estaba yo trazando en un cuaderno los ensayos que haría ese día por la noche, cuando bajé a abrir, fue para mí una grata sorpresa verlos. Haaa… cuanta exquisitez de nuestro concubinato con la Mercedes, la españolita bailaora y buena para palmear al cante jondo y el gitaneo…, si pues.
Las realizaba con sus dedos, palillos mondadientes y una cuchara cafetera que en ocasiones cargaba en la bolsa de su camisa, junto a unas pequeñas tijeras con las que recortaba diablitos en billetes de a peso de los de antaño, rojos por un lado y negros por el otro. Jorge siempre dijo que el mejor barro que conocía él para hacer sus travesuras y que serviría incluso para hacer cerámica de alta calidad era el de mi pueblo donde mi madre me dijo que dejé el ombligo. Y sigo haciendo aun eso (aunque con limitaciones físicas ya), pero estoy contento con tal labor desempeñada ya por años.
Pero aquí mientras nos llega el turno, sigamos cargando con la ética de nuestra vocación artística encima, carga esta que nos tocó llevar a cuestas en nuestra época, y más ahora, siguiendo el ejemplo de todas las personas dichas, amigos y amiga que se adelantaron dejándonos el ejemplo ético a seguir, a pesar de no ser perfectos nadie. Seguro estoy Arcadio, que desde la dimensión donde se encuentren, nos lanzarán a ti y a mí y…, a otras personas que fueron también amigas y amigos de ellos y ella, su hálito agradable, desde el plano cósmico que se encuentren. Rulfo le contestó que sí, y pues yo los invité a almorzar al mercado Morelos en el centro de Zamora.
Yo le contesté: -Carlos es hijo de don Carlos Méndez Arceo el que tiene el negocio de Baños y Cocinas por la calle Amado Nervo a media cuadra de la plaza cerca de la calle Madero, Carlos es también amigo de tu hermano Gabriel. Juanito se metió tras la barra, llenó una pequeña jarra de barro con agua la puso en la estufa, la encendió y la cubrió con un pequeño plato también de barro, mientras me preguntaba que si tenía mezcal pechuga de ángel” porque él quería un tanguarniz antes del café, para quitarse el frio.
Juanito se sirvió de la damajuana un carricito (medida del caballito chico de cristal de 1 onza, pero de auténtico carrizo de Tangamandapio que mandé hacer para los parroquianos del buen beber), y me empezó a comentar de un guión literario que estaba haciendo para un productor de cine, cuando se escucharon los seis toquidos de la clave. Pero no importa vete, solo déjame un teléfono para en caso necesario, llamarte, pero ve con confianza a dirigir esa obra y te deseo éxito tu sabes hacer las cosas en teatro.
Después de que almorzamos le pregunté a Juanito que si iba a tomar las fotos de la fachada y me contestó que no estaba propicia la luz del sol que daba a la fachada como a él le gustaba , que mejor en otra pasada por aquí las tomaría (él quería tomar la fachada para regalarle la, las fotos a Jorge). Tulio le ayudaba a veces a Jorge Hurtado a hacer los decorados en el bastidor que tenia Jorge para que los realizaran los huevolines, cuando él, Jorge, tenía mucho trabajo, aparte Tulio hacia decorados escénicos con Jorge en varios lugares y hasta carros alegóricos para Acapulco.
No creas Arcadio, tales palabras del productor y director de la dinastía de los Galindo si me dolían (al igual que las de Rulfo, Jorge y Estelita)…, me taladraban el oído…, y pues para ello estudié lo que me gustaba y tenían razón las cuatro personas; Estelita, Jorge, Rulfo y el señor Galindo al decirme su consejo. Y con el señor Galindo† por su confianza, aliento y consejos en el ramo profesional del cine y el teatro, y el haberme dado la oportunidad y el empujón al medio profesional dentro de mi vocación en la capirucha. Y continuó diciéndome: -Conrris, usted no se va a ir así nomas tiene que esperarse hasta mañana para hacerle su despedida mañana por la noche con sus amigos.
Aunque él, fácil, haya cobrado al gobierno federal por su documental de 27 minutos que le realicé en Jalapa Veracruz, mínimo 3 a 4 mil dólares (de acuerdo a los años mencionados; primer lustro de los 60s), de'ay pa'rriba, dijeran mis apreciados paisas rancheros tepalcateros. Después de concluir mi entrevista con el señor Galindo, pasé a decirle a la administradora de los departamentos donde yo vivía, que dejaba el cuarto amueblado que le rentaba en la colonia Roma y que ya después regresaría a ocuparlo si estaba libre dentro de dos meses. En sus muros, colgaban pinturas de dos pintores; algunos desnudos de Julio Vidrio el de Guadalajara.
Una vez arreglados mis asuntos primarios ese día, fui a despedirme de la Mercedes por la noche al lugar donde trabajaba, ella fue una dama que intimó y convivió conmigo desde hacía casi dos años y medio. Total, que le hablé a la Mercedes de nuevo, a la bailaora buena para palmear el flamenco, la dama pues con la cual convivía y me entregaba plenamente a su libido al igual que ella lo hacía conmigo.